27 de mayo: Día Nacional del Celiaco

Hoy es el día Nacional del Celiaco. La enfermedad celiaca es una entidad que afecta cada vez a más niños de nuestro entorno. En España, cada año se diagnostican 800 casos debutantes de la enfermedad celiaca en menores de 15 años.

La enfermedad celiaca cursa como una forma de enteropatía que se manifiesta al entrar en contacto con alimentos que contienen gluten (trigo, cebada, centeno, avena). Esto obliga a las personas que lo padecen, a eliminar de su alimentación todo producto que lo contenga.

Los productos sin gluten suponen un gasto adicional en la familia, pues suelen ser más costosos que los productos habituales, y muchas veces resulta difícil encontrar productos correctamente identificados.

La FACE (Federación de Asociaciones de Celiacos de España) facilita la labor de encontrar productos aptos para los celiacos. En su página web se puede consultar una lista con todos los productos controlados por la FACE e incluyen en su envasado una marca de garantía. Puedes visitar su página web pinchando aquí.

La importancia de su prevención y detección precoz:

La enfermedad celiaca es una enfermedad autoinmune y por ello se relaciona con complicaciones a largo plazo sin un tratamiento adecuado, como son la diabetes, la tiroiditis y algunos tipos de cáncer.

No es una enfermedad hereditaria pero sí existe una predisposición genética a padecerla. También influyen factores externos como la edad de introducción del gluten, recibir lactancia materna (factor protector) o ciertas infecciones intestinales.

La ESPGHAN, en su última publicación sobre alimentación complementaria (2008) recomienda evitar tanto la introducción precoz (antes de los 4 meses) como la tardía (después de los 7 meses) de gluten, e introducirlo gradualmente mientras el niño todavía está con lactancia materna.

Por otro lado, el diagnóstico precoz de la enfermedad celiaca puede reducir el riesgo de las complicaciones potenciales, no solo por la reversibilidad de los síntomas y signos, sino por reducir la morbi-mortalidad a largo plazo, sobre todo del linfoma intestinal.

La presencia de los síntomas clásicos supone la primera sospecha de la enfermedad. En niños pequeños los síntomas más habituales son diarrea prolongada, distensión abdominal, pérdida de apetito y de peso, desánimo o irritabilidad y desnutrición. En niños mayores y adultos los síntomas son más leves y pueden cursar con falta de hierro, pérdida de apetito, talla baja, dolor abdominal, aftas o dolores articulares.

Su diagnóstico se basa en la presencia de síntomas, la detección de anticuerpos en la serología y en algunos casos la confirmación mediante una biopsia intestinal.

 

Puedes descargarte las últimas recomendaciones de la ESPGHAN sobre alimentación complementaria en el siguiente enlace: Complementary Feeding A Commentary by the ESPGHAN Committee on Nutrition.